La primera agencia para la que trabajé, estaba en el centro de Barcelona. Muy bien situada y de aspecto muy elegante. Se emplazaba en el ultimo piso de un edificio de oficinas y nada más con entrar por la puerta me cambió la perspectiva totalmente. En la entrada, a mano derecha, había una chica de rostro amable y muy sonriente. Nos recibió y nos explicó las normas y recomendaciones del lugar. Me puse muy contenta y me tranquilizó el ver que las cosas eran muy organizadas y que daban confianza y libertad total a todas las chicas que llegaban. Una siempre ha oído casos raros sobre chicas que han querido trabajar de esto y que han tenido problemas. Yo llegaba a una ciudad desconocida, muy lejos de mi casa y sin saber que me podía encontrar.
Como os he dicho el trato que recibí fue con mucho respeto y amabilidad. Así que decidí quedarme y empezar en ese local. Ya no estaba nerviosa por dónde iba a llegar. Ahora lo estaba de imaginarme como sería mi primer cliente, mi primera experiencia en este mundo. Dejé mis maletas en el puesto que me facilitaron y me dispuse a prepararme. Maquillarme, peinarme, y ponerme hermosa para esperar con ansiedad y nerviosismo mi primera cita.
Resulta que todas las chicas estábamos listas, maquilladas, peinadas y perfumadas. Esperando para una presentación. Así se llama cuando llega un cliente y nosotras salimos modelando y pasamos una por una presentándonos y saludando. Pues creo que el primer día que llegué fue el día de mi suerte. Yo estaba en la sala de descanso imaginándome como seria mi primer cliente, y de si iba a ser capaz de comportarme y estar a la altura. Una nunca sabe como va a reaccionar llegado el momento. De repente sonó el timbre de la entrada de la agencia, entró un cliente y se encendió la luz que daba paso a la presentación.
Yo era una de las ultimas chicas. Toco mi turno, pasé a la sala donde estaba sentado el cliente y mirándolo fijamente a los ojos dije: – mucho gusto, me llamo Anastasia -. Le di una beso en cada mejilla, hice una risa coqueta y salí de la sala. Aquí, para que el cliente se sienta como en casa hay que ser muy cortés y educada. Entonces nos aconsejan saludar con amabilidad y dar dos besos en cada mejilla, que en España, es como la gente se saluda y se despide habitualmente. Tardé en acostumbrarme a este protocolo por qué en mi país solo se da uno y a veces se daban situaciones muy divertidas jajaja.
Al salir de la habitación, me quedé pensando en ese cliente. Él era alto, delgado, de mirada amable, bien vestido, nariz larga y cabello castaño. No se, si es una película mía, pero creo que en el momento que nos vimos a los ojos y lo salude, hubo una conexión. A pesar de estar nerviosa por que era mi primera vez, pensé que no me importaría que fuera con el jajaja, definitivamente me gusto y me dió cierta calma y confianza.
Terminaron de pasar todas las chicas y esperamos a que la encargada de turno, nos indicara si al cliente le habíamos gustado alguna.
Hago un pequeño inciso para explicar bien este punto. Recuerdan que cuando llegue a la agencia había una chica a mano derecha en la puerta de la entrada que nos recibió?, pues se le llama: encargada. Su labor es dar la bienvenida al cliente, pasarlo a la sala donde serán las presentaciones, ofrecerle una copa para que se relaje y terminada la presentación, se encarga de preguntar al cliente cuál fue la chica que mas le gustó.
Por fin la encargada nos vino a informar sobre la decisión del cliente y nos dijo que él enseguida dijo: Anastasia, que ni lo dudó jajaj. Yo no sabía si salir corriendo de lo nerviosa que estaba o saltar de felicidad por apenas llegar y tener mi primera entrada de dinero. Pasaron el cliente a una de las habitaciones y se quedó esperando mi llegada. Antes de que una chica se dirija a un (servicio) tiene que llevar consigo una toalla, y todo lo necesario para la cita. Alcancé esas cosas y fui hacia la habitación.
Abrí la puerta, respiré hondo, entré y lo vi sentado en la cama. Él me miro fijamente y me dijo: – Hola Anastasia -. Tenia una voz gruesa y sensual. Yo algo tímida y con una sonrisita, le devolví el saludo. Nos dimos un abrazo como si ya nos conociéramos. Él se quito el abrigo y me dijo: – Siéntate aquí a mi lado -. Yo me senté como niña obediente que soy jaja. Empezó a besarme lentamente desde la punta de mis dedos del pie hasta mis muslos, pasando por mis rodillas que temblaban un poco. Me quito los tacones uno tras de otro.
Todo lo hacia mirándome a los ojos. Yo me ponía excitada y muy caliente con esa mirada tan profunda y penetrante. Y es que a quien no le gusta que lo miren fijamente mientras se tiene un buen sexo?. Yo le quite la camisa blanca que traía, recuerdo que se le veía muy bien. Le besé el cuello suavemente. El me puso sus manos en la cadera, me dió media vuelta, me arrojó a la cama y subió mi vestido con violencia. Esa violencia deliciosa que toda mujer desea que pase. Yo estaba de espaldas y el cliente, me besaba la oreja, el cuello y bajaba por mi espalda, amé sus besos en ese momento.
Me di la vuelta, solté mi cabello, puse sus manos en mi cabeza y me arrodillé, por supuesto ahí se me quitó la timidez. Abrí el botón y cremallera de su pantalón. El me miraba extasiado y me dijo: – Anastasia, te deseo -. Esas palabras me encendieron por dentro, le quité el pantalón y acto seguido empece por sacar mi lengua y suavemente lamí por la mitad de sus bolas, subiendo hasta la punta de su pene, haciendo una terminación circular en la punta. Abrí mi boca y pase mis labios de lado a lado. Por último introduje su pene en mi boca húmeda. Hice movimientos lentos y concisos, pero ya no aguantamos más.
Él con sus dos manos agarró mi cabello y ejercía fuerza y presión, me encantaba. Me puso de pie, me empujó sobre la cama. Abrí mis piernas y lo hice verme mientras yo sola me tocaba, puse una mano en mi pecho y con la otra me acariciaba el clítoris. Agarré su cabeza y la puse en mi vagina, ese hombre, dios mío ese hombre sabia como mover bien su boca y su lengua. Lamió mi pelvis, abdomen y pechos. El movía su lengua en forma circular mordiendo mis pezones y al mismo tiempo se me erizaba la piel. Yo me sentía en el cielo, finalmente me penetró poniendo su mano en mi cuello. Yo movía mis caderas de arriba abajo suavemente pero profundo, porqué me encanta que entre todo hasta el fondo. Sentir ese pequeño dolor, es muy excitante.
Dejándonos llevar por la excitación, me subí encima suyo, puse sus dedos en mi boca, y mientras yo lamía sus dedos, me lo folla con intensidad. Entre esa intensidad yo sentí que alcanzábamos por unos maravillosos minutos el cielo. Se me olvido que estaba en España, que estaba trabajando y que se acababa el tiempo con ese hombre espectacular. Cerré mis ojos y me deje llevar. Los dos tuvimos una corrida de otro mundo. Yo no quería que el tiempo se acabara, pero tristemente así fue y entonces pensé: – Si así es el trabajo todos los días, no quiero para de trabajar jajjaja – .
Finalmente nos vestimos, se despidió con un beso y me dijo: – Muchas gracias por hacer de está, una tarde tan maravillosa -. Les puedo contar, que hasta la fecha le sigo viendo y que es uno de los hombres que mejor supo follarme además de ser un completo caballero.